Ayer despedimos a los alumnos de 2º de Bachillerato con una emotiva ceremonia de graduación. Como cada año se me pone un nudo en la garganta, siento mucha alegría y mucha pena al mismo tiempo. Sin duda, como siempre, les he cogido mucho cariño, y se les echará de menos por muchas cosas, pero sobre todo por su vitalidad y por recibirme siempre con una sonrisa, independientemente de lo cansados que pudiesen estar. Valen mucho como estudiantes pero sobre todo como personas.
¡Feliz viaje! Que tengáis una vida si no blanca, sí del gris más clarito posible.
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