Visita familiar
al Museo Reina Sofía
Las
vanguardias en España
4º E.S.O
INFORMACIÓN DE INTERÉS:
Días de entrada gratuita
Lunes
19:00 - 21:00 h
Miércoles-sábado
19:00 - 21:00 h
Domingo
13:30 - 19:00 h
TRANSPORTE
Tren
Estación de tren Atocha-RENFE
Estación de tren Atocha-RENFE
Metro
Línea 1 estación Atocha
Línea 3 estación Lavapiés
Línea 1 estación Atocha
Línea 3 estación Lavapiés
Teléfono:
902 364 383
Antes de entrar explica: ¿Por qué
venimos a este museo?
Porque para entender el arte de vanguardia hay que acercarse
a las principales obras de tres grandes pintores españoles: Picasso, Miró y
Dalí.
Recordamos que el término vanguardia procede del mundo militar
y sirve para designar a la parte del batallón que va en primer lugar, la
avanzadilla. Metafóricamente los artistas vanguardistas rompen con la estética
anterior y se anticipan socialmente con sus ideas. Para ellos, el arte debe
estar deshumanizado, no debe plasmar sentimientos ni trata de ser realista, por
eso se juega con los contrastes, con el mundo de los sueños, incluso se llega a
romper un objeto en mil pedazos…
Buscar estas diez obras y trata de explicárselas a las
personas que te acompañan, y… ¡a
disfrutar!
Pablo Picasso: Mujer en azul
Pintado durante una de las dos breves temporadas en que el artista
malagueño permaneció en Madrid, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX,
este lienzo posee una curiosa historia. Presentado por su autor a la Exposición
Nacional de Bellas Artes de 1901 y tras haber obtenido como único galardón una
mención honorífica, Pablo Picasso optó por no pasar a recogerlo una vez
finalizado el certamen. Transcurrido el tiempo, al cabo de varias décadas, la
pintura fue localizada y rescatada de su olvido por Enrique Lafuente Ferrari,
director a partir de 1954 del entonces denominado Museo de Arte Contemporáneo,
entrando así dicha pintura a formar parte de las colecciones estatales.
El gran novelista Pío Baroja relata magistralmente en sus memorias el ambiente y la época en que el pintor realizaba este tipo de retratos femeninos: «Pablo Picasso, cuando estuvo en Madrid, había tomado un estudio hacia la calle de Zurbano, y se dedicaba a pintar de memoria figuras de mujeres de aire parisiense, con la boca redonda y roja como una oblea. Picasso era tipo de mirada aguda, con una sonrisa irónica y burlona». Precisamente una de las más bellas de esas figuras es sin duda esta anónima Mujer en azul, de ampulosa vestimenta y enigmáticos ojos.
París fue una ciudad importantísima en su vida, con 19 años empezó a buscar
un estilo propio y en Barcelona se dio cuenta de que no era el único que se
aburría con el arte tradicional; ¡muchos otros artistas sentían lo mismo! Y
querían renovar la pintura, no necesitaban pintar cuadros que pareciesen
fotografías, porque la fotografía se acababa de inventar. Los jóvenes artistas
eran los pintores de vanguardia, y casi todos vivían en París. Picasso, pues,
decidió viajar a la capital francesa para ver lo que estaba pasando con sus
propios ojos. ¡Y lo que estaba pasando le fascinó! Toda la ciudad estaba
inmersa en el arte: en el Louvre, en las exposiciones, en las galerías, ¡hasta
en la calle! Conoció a los pintores más innovadores. Durante los siguientes
cuatro años vivió entre Barcelona y París. Allí inauguró su primera exposición,
pero no tuvo mucho éxito. No tenía dinero, pasaba hambre y frío y se sentía
solo y muy triste. Esa tristeza es la que se reflejaba en sus pinturas.
¿De qué color pintarías tú la tristeza?
AZUL. Nuestra propia experiencia nos hace sentir el azul como un color
frío: nuestra piel se pone azul con el frío, incluso los labios toman color
azul, y el hielo y la nieve muestran
tonos azulados.
Picasso utilizó el azul en estos cuadros para reflejar el frío, la
tristeza, la miseria, la soledad.
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