lunes, 24 de febrero de 2014

¿Qué nos cuentan los clásicos?

El rostro más redondo que aguileño; trigueño el color; los ojos verdes y vivos... El hombre más callado que se ha conocido, si bien de singular agudeza en sus dichos... de mucho secreto, verdad y fidelidad, puntual en palabras y en promesas, compuesto, poco o nada risueño.
(Francisco Pacheco, pintor)


Mi nombre es Fray Luis de León. Nací hacia 1527 en un pueblo de Cuenca llamado Belmonte, pero mi vida estuvo relacionada estrechamente con la ciudad de Salamanca. Allí me marché a estudiar cuando tenía 14 años, y allí me hice fraile agustino cuando tendría unos 16 o 17 años.


Estudié Filosofía y Teología y empecé a dar clase en la Universidad de Salamanca, de la que fui catedrático; en esta clase pasé muchos años de mi vida, ayudando a mis alumnos a entender la religión cristiana


Llevé una vida muy agitada, en continua lucha por conseguir cátedras, que culminó con mi ingreso en la cárcel por casi cinco años, una de las razones: por traducir la Biblia a lengua romance sin licencia, especialmente por mi célebre versión del Cantar de los Cantares. Aproveché muy bien en tiempo en la cárcel y continué escribiendo obras literarias.

Al salir seguí dando clase en la universidad, esta vez de Filosofía, y fui profesor de otro gran escritor: San Juan de la Cruz.

Como veis, mi vida fue bastante agitada, por eso en mis obras literarias me refugio y busco la paz, añoro vivir alejado de los hombres, deseo vivir en soledad, recreando el tópico literario del "Beatus ille..." Feliz aquel que vive en contacto con la naturaleza y consigue encontrar la paz y la armonía


Vivir quiero conmigo,

gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.


Aunque no solo escribí poesía, también alguna obra en prosa, lo más destacado de mi producción son las odas, poemas de distintos asuntos que siempre son serios y graves. En ellas hablo de la naturaleza, de la añoranza del campo y la vida tranquila, del gusto por la noche, por la música, de la soledad de hombre como suprema liberación.


En mi obra influye el estilo de otro gran poeta del siglo XVI, Garcilaso de la Vega, especialmente en mis liras, mi estrofa preferida, que proviene de él. ¿Recuerdas el esquema métrico de las liras?  7a 11B 7a 7b 11B

Os dejo con algunos de los fragmentos más significativos de mi obra:

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

(...)

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

 Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

 Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

 Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

 Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

 Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.


Y ahora te toca escribir a ti: ¿Qué te parece cómo pienso? ¿Crees que es beneficioso para los hombres alejarse de los demás o es mejor intentar convivir en sociedad? ¿Qué piensas que es mejor: vivir en el campo o en la ciudad?




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