miércoles, 15 de abril de 2015

Para ir abriendo boca: de ruta literaria... por el blog.

 Alumnos de 3º, por fin nos adentramos en el maravilloso siglo XVII, espero de disfrutéis del viaje (y que aprendáis algo también...). Las tres grandes figuras de este siglo son: Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.







Como sabéis es imposible realizar una ruta literaria real por las calles de Madrid, ya que somos demasiados y  no se escucharía bien, así que al menos aquí intentaremos seguir los pasos de estas tres grandes figuras.
1. ¿Cómo era el Madrid de la época?

El reinado de Felipe II marcó un hito trascendental en la historia de la ciudad, ya que fue él quien decidió el traslado definitivo de la Corte a Madrid (1561).
En esos momentos, la urbe estaba habitada por unas veinte mil personas aproximadamente. La reciente capitalidad atrajo especialmente a la nobleza, junto con numerosos hidalgos, pícaros, soldados o licenciados, entre otros, que buscaban hacer fortuna. Fue a partir de este momento cuando se inició el verdadero crecimiento, bastante caótico y desordenado, de la capital. El aumento brusco de la inmigración triplicó la población, produciéndose una enorme escasez de viviendas, de manera que todos los madrileños tenían la obligación de dar la mitad de su casa para que sirviera de aposento a los miembros de la Corte. La consecuencia fue construir edificios que no sirvieran fácilmente a este doble fin, casas que se llamaron "de incómoda repartición", y a las que el pueblo llamó "casas de malicia". Se estima que a comienzos del siglo XVII existían unas seis mil viviendas de estas características.   
                   
Lo anterior explica que nuestra ciudad fuera la capital europea de la época con menos ornato y monumentos públicos. La belleza e interés arquitectónico de sus edificios eran mínimos. Las calles y plazas eran estrechas, asimétricas, tortuosas y carentes de racionalidad. No era mejor la salubridad y el alcantarillado que brillaba por su ausencia.

El sistema de alcantarillado y la presencia del cuarto de baño en las casas de familia españolas (lo mismo que en las francesas, inglesas, etcétera) no era tan común como en nuestros días; de hecho, para satisfacer las primarias necesidades fisiológicas, las familias de entonces utilizaban bacinillas (comúnmente llamadas hoy "escupideras", porque primitivamente cumplían esa función) dentro de las cuales depositaban sus abluciones.
Era algo cotidiano, entonces, que por las mañanas, las señoras de la casa recogiesen estos recipientes y vaciasen su contenido simplemente arrojando desde las ventanas su contenido a la calle, pero poniendo mucho cuidado de advertir a los posibles transeúntes del peligro inminente, para lo cual exclamaban a viva voz: "¡Agua va...!".
Con el tiempo, y cuando las instalaciones sanitarias progresaron, desapareció la costumbre, pero el dicho permaneció en el uso popular como sinónimo de advertencia.
Claro que también surgió la variante sin decir "¡agua va!", equivalente al actuar sin la precaución de advertir a alguien sobre la acción que uno iba a acometer, muchas veces perjudicando al otro, tal como hubiera obrado una señora de aquellos tiempos que se dispusiera a arrojar el contenido de la bacinilla sin avisar...

2. Pero en literatura...
Esta situación de la ciudad contrasta muchísimo con el periodo de gran esplendor que viven las letras españolas. Por Siglo de Oro se entiende la época clásica o de apogeo de la cultura española, esencialmente el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII. Ciñéndose a fechas concretas de acontecimientos clave, abarca desde la publicación de la Gramática castellana de Nebrija en 1492 hasta la muerte de Calderón en 1681.
A finales del siglo XVIII ya se había popularizado la expresión «Siglo de Oro», con la que Lope de Vega aludía al suyo propio y que suscitaba la admiración de don Quijote en su famoso discurso sobre la Edad de Oro.
El Siglo de Oro abarca dos periodos estéticos, que corresponden al Renacimiento del siglo XVI (reinados de Fernando el Católico, Carlos I y Felipe II), y al Barroco del siglo XVII (reinados de Felipe III, Felipe IV y Carlos II).


3. El Barrio de las Letras (Madrid)

Todavía hoy podemos pasear por sus calles y advertir una magia diferente. En muy pocos metros llegaron a convivir los cuatro grandes genios de la época: Cervantes, Lope, Góngora y Quevedo.


Mencionaremos algunos puntos de interés:
1. IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN:
Parejo a la parroquia hubo hasta bien entrado el siglo XIX el cementerio que se extendía hasta la calle Huertas, a pesar de que quedaron expresamente prohibidos los enterramientos en las iglesias por Carlos III (en la actualidad su solar está ocupado por un vivero de plantas). En él estuvieron enterrados entre otros, Lope de Vega, aunque desaparecieron sus restos en una de las "mondas" que se llevaban a cabo para dejar sitio a los que fallecían después. Los últimos enterramientos fueron algunos de los fusilados en la noche del 3 de mayo de 1808.
El cementerio es además célebre porque fue escenario de una escena sobrecogedora, pues tras dar sepultura al cuerpo de la conocida actriz María Ignacia Ibáñez la divina, su amante el escritor José Cadalso incapaz de soportar la soledad que la muerte de su amada le produjo volvió una noche al camposanto para desenterrar su cuerpo, siendo sorprendido por la policía en plena acción, y gracias a los cuales depuso su actitud para regresar a su casa. Este episodio inspiró al escritor para escribir su obra Noches lúgubres, prerromántica en temas y estilo.

 

2. CASA DE CERVANTES (c/ Huertas)

En esta casa vivió Cervantes de alquiler durante un período muy corto, en el que escribió Viaje al Parnaso y Novelas ejemplares.


3.  CALLE LEÓN
A ella llegó un indio con un hermoso león encerrado en una adornada jaula que, por dos maravedís de la época, enseñaba al público. La gente que acudía era numerosa, ansiosa de ver al rey de la selva y al corpulento indio, espectacularmente adornado con tonelete (falda corta que sólo llegaba hasta las rodillas), abultado penacho de plumas y enormes aretes en las orejas. Del mucho tiempo que el indio y el león se mostraron en esta calle tomo su nombre la misma.

 4. CASA DE CERVANTES (c/ Cervantes, antes llamada c/ Francos)

Murió Cervantes en esta última casa de la calle del León esquina con Francos, en la manzana 228. En el año 1833, el propietario del inmueble, don Luis Franco quiso derribar la casa que estaba muy ruinosa, para edificar una de nueva planta. El 23 de abril de ese mismo año, en el momento en que se procedía al derribo de la casa en cuestión, Ramón de Mesonero Romanos escribió en el único periódico literario de la época, un articulillo en memoria del escritor y sobre el suceso del derribo. Dicho artículo llamó la atención del rey Fernando VII quien propuso que se suspendieran las obras para que el Estado comprase el inmueble. Pero el propietario no cedió de ninguna manera y el derribo se llevó a cabo. Una vez terminada la nueva construcción cuya entrada ya no estaría por la calle del León sino por la de Francos, se puso en la fachada un relieve con el busto de Cervantes y una inscripción rememorando su estancia y muerte en aquel lugar. Así mismo se cambió el nombre de la calle de Francos por el nombre de calle de
Cervantes, y así prevalece en la actualidad.





La rivalidad entre Cervantes y Lope de Vega es bien conocida, era público que se intercambiaban puyas y mal intencionadas muestras de respeto en sus escritos. A pesar de todo, Cervantes y Lope se hablaban y se veían continuamente en las tertulias, en la congregación y, sobre todo, en la calle. Durante la recta final de su vida, Cervantes vivió en la calle Huertas y luego en la de Francos -ahora llamada calle Cervantes-, frente al mentidero de los Comediantes y muy cerca de su enemigo, Lope de Vega. 



 5.CASA DE LOPE DE VEGA (c/ Cervantes)


Ubicado en la casa en la que vivió Lope Félix de Vega Carpio (1562-1635) durante los últimos 25 años de su vida, recuerda a este autor de comedias y poeta del Siglo de Oro.
Declarado Monumento Histórico Artístico en 1935, el edificio es ejemplo de restauración de vivienda familiar madrileña de finales del siglo XVI, con grandes modificaciones en el siglo XVII. En comparación con la casa de Cervantes, modesta y humilde, la casa de Lope es una muestra del gran poder adquisitivo que tenía ya que las obras teatrales de Lope triunfaban, a diferencia de las de Cervantes.
Fue decorada con mobiliario y enseres de la época, y algunos objetos podrían haber sido del escritor. Entre sus estancias, destacan el estudio, el estrado y el aposento de Lope de Vega, así como el jardín al que él tantos cuidados dedicaba.
Los múltiples y a veces turbulentos azares de su vida fueron esencialmente sentimentales y afectivos. Fue muy mujeriego, se dice que escribió tantas obras para mantener a todos los hijos que tenía. Al final de su vida se ordena sacerdote pero sigue manteniendo su vida amorosa.



 6. CASA DE GÓNGORA Y QUEVEDO (c/ Quevedo)


Estas calles que mil veces fueron pisadas por hombres tan ilustres, se convirtieron también en el escenario de sonoras peleas entre Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Frente al Convento de las Trinitarias, haciendo esquina con la calle Lope de Vega, se encuentra la que fue casa de Quevedo. Así se recuerda en una gran placa en la fachada donde no se tiene en cuenta que antes fue el hogar que Góngora se compró con mucho esfuerzo cuando se estableció en Madrid.
Nos encontramos también aquí con dos hombres opuestos. Quevedo tenía una gran personalidad, era asiduo a los prostíbulos y a los ambientes marginales de la época, y muy querido por ser un hombre cercano al pueblo. Góngora, por su parte, generaba antipatía en la gente de su alrededor.




Quevedo a Góngora…






Góngora a Quevedo…









Yo te untaré mis obras con tocino(*)                                                
Porque no me las muerdas, Gongorilla,(**)
Perro(***) de los ingenios de Castilla,
Docto en pullas, cual mozo de camino.(****)

Apenas hombre, sacerdote indino,
Que aprendiste sin christus la cartilla;
Chocarrero de Córdoba y Sevilla,
Y en la Corte, bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;
Aunque aquesto de escribas se te pega,
Por tener de sayón la rebeldía.


(*) Referencia a la prohibición de comer cerdo a los judíos.
(**) Diminutivo despreciativo.
(***) Referencia al insulto “Perro judío”.
(***) Trabajo indigno.





Anacreonte español(*), no hay quien os tope.
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope. (**)

¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día.
Sobre zuecos de cómica poesía(***)
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego



(*) Ironía con referencias al poeta griego Anacreonte muy imitado en el renacimiento.
(**) Comparación irónica: pies de elegía (versos clásicos) vs. suavidades de arrope (áspero, dulce calabaza de gusto áspero).
(***) Imitador de poesía cómica.




¿Por qué ese enfrentamiento?

El enfrentamiento entre Quevedo y Góngora es en realidad más personal que literario. Góngora es más laico, materialista y liberal en sus “usos y costumbres”, se deja llevar por la artificiosidad de los amores mitológicos de corte clásico, mientras que con Quevedo nos encontramos con la crisis existencialista puramente barroca, la pasión cristiana, el terror a la muerte, a la justicia divina, y algo de lo que se le ha acusado –quizás injustamente- bajo el prisma de la mentalidad contemporánea: el desprecio de clase; elementos clave de la poesía quevedesca que no se aprecia en la artificiosidad de Góngora.



    1. CONVENTO DE LAS TRINITARIAS (c/ Lope de Vega, antigua c/Cantarranas)

    Entre la calle Huertas y la antigua calle Cantarranas -hoy calle Lope de Vega-, se encuentra el Convento de las Trinitarias. Fundado por Felipe III en 1612, de línea sobria y austera, obra del arquitecto Marcos López, debe su supervivencia a la Real Academia de la Historia. En el convento, convertido en parte en sede de la Universidad de Alcalá, se encuentra enterrado Miguel de Cervantes, el cual estuvo muy unido a la orden de las Trinitarias después de que pagaran su liberación de las mazmorras argelinas donde pasó cinco años de cautiverio.




    Hasta aquí ha llegado nuestro recorrido, los próximos días profundizaremos en los tres autores y conoceremos algunos de sus textos poéticos. 

    11 comentarios:

    1. Me encanta tu artículo...! Hace años realicé una pequeña rutilla literaria por el Barrio de las Musas. Te dejo el enlace:
      http://elreinodetrapisonda.blogspot.com/2010/03/un-paseo-literario-por-el-barrio-de-las.html
      Qué suerte tenemos de poder disfrutar de esas calles. Literatura viva y andariega.

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    2. Prometedor...
      (Relájate, que te va a dar algo, compañera)

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    3. Gracias a las dos. La verdad es que lo ideal sería realizar la ruta a pie y que nuestros alumnos aprendan a conectar la literatura con la vida real. Yo también la realicé hace dos años con alumnos de 1º de Bachillerato, disfrutamos muchísimo. La pena es que con grupos tan grandes es imposible, y menos si son de 3º. Ahora me paso a ver tu ruta.
      ¡Feliz noche!

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    4. Tania Casado :
      Empiezo mi poema diciendo que,
      Un juez quisiste ser,
      y maldad no te sobraba,
      sin embargo de inteligencia
      malas notas sacabas.

      Gracias al juego debes,
      dinero a mucha gente,
      y no es por la suerte,
      sino por lo inculto que eres.

      Como yo quieres ser,
      aunque a los talones no me llegues,
      y es por falta de calidad,
      por lo que tus versos asco dan.

      Tú que con esa nariz
      tan sumamente puntiaguda
      tienes la capacidad
      de pinchar un balón de playa.

      Acabo mi poema diciendo
      que te dediques a otra cosa,
      porque de talento careces,
      nada te mereces,
      y por si fuera poco,
      HARTO ME TIENES.

      Quevedo.

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    5. MARIA BENITEZ PLAZA 3ºD
      A ti poeta oscuro y narizota
      que por tu religión judía
      te pierdes los manjares de la vida,
      sacerdote hipócrita, analfabeto,
      judío rebelde e inculto.

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    6. Bueno, bueno, bueno... parece que no os ha costado mucho trabajo escribir el poema... quizá deberíais ser un poquito más sutiles... Gracias a las dos por ser las primeras.

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    7. Beatriz a que tu no sabías que yo también tengo un blog :)
      http://mysmilemylive.blogspot.com/

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    8. Hola, soy Ismael de Gregorio (3º E), aquí dejo el soneto de Lope de Vega que mandaste hacer:
      ------------------------------------------------
      Ya no quiero más bien que sólo amaros
      ni más vida, Lucinda, que ofreceros
      la que me dais, cuando merezco veros,
      ni ver más luz que vuestros ojos claros.

      Para vivir me basta desearos,
      para ser venturoso conoceros,
      para admirar el mundo engrandeceros
      y para ser Eróstrato abrasaros.

      La pluma y lengua respondiendo a coros
      quieren al cielo espléndido subiros
      donde están los espíritus más puros.

      Que entre tales riquezas y tesoros
      mis lágrimas, mis versos, mis suspiros
      de olvido y tiempo vivirán seguros.
      ------------------------------------------------
      Bueno, aquí termina, espero que esa página de internet no me alla tomado el pelo, adiós.

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    9. ESTEFANIA ARROGANTE 3ºD

      No deberias decir que no toque tus obras,
      ya que no me interesan para nada,
      tu sin embargo siempre poniendote en contra mia,
      ya que sabes que yo soy mejor que tú, todavia.
      y no critiques mi nariz,
      porque no hablemos de tus ojos,
      con los bonitos anteojos que tienes,
      que por lo menos te los tapa.

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    10. ARANCHA GARCÍA MORENO 3ºC


      Tu Góngora,
      con tanta valentía
      intentas fastidiarme de noche y de día.

      A los niños haces llorar.
      Mientras sus madres
      te tiran tomates sin cesar.

      Te llaman cerilla,
      porque la cabeza
      te luce como una bombilla

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    11. ENSEÑA CÓMO TODAS LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE

      Miré los muros de la patria mía,
      si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
      de la carrera de la edad cansados,
      por quien caduca ya su valentía.

      Salíme al campo, vi que el sol bebía
      los arroyos del hielo desatados;
      y del monte quejosos los ganados,
      que con sombras hurtó la luz al día.

      Entré en mi casa: vi que amancillada
      de anciana habitación era despojos;
      mi báculo más corvo, y menos fuerte.

      Vencida de la edad sentí mi espada,
      y no hallé cosa en qué poner los ojos
      que no fuese recuerdo de la muerte.

      ivan caballero piñera 3 f

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